El Valiente
Era sábado en la noche, yo estaba sentado en el sofá de mi casa
con un cuate de la colonia. Mis padres platicaban en la cocina acerca de ir a
unas vacaciones con los compadres, a mí la neta me valía madre, ir de
vacaciones con ellos es un desmadre, pero luego se los cuento. Nosotros seguíamos
viendo una película, hasta que mi madre se acercó y dijo “ahorita venimos,
vamos a la casa de tus padrinos”; les pregunté si tardarían y dijeron que sí,
porque iban a platicar sobre las próximas vacaciones.
Mientras seguíamos viendo la película
en el canal 5 mi cuate sacó medio churro de su bolsa, me preguntó si tenía
cerillos y un encendedor para prenderlo, así que entré a la cocina y saqué el
encendedor.
Cuando terminamos de subir las
escaleras y llegamos a la
azotea, fuimos hasta la esquina en
donde está el boiler protegido con unas laminas, también por ahí hay un tinaco rotoplas de los grandotes, en medio era
el lugar chido para prender, porque no entraba tanto aire. Nos recargamos en el tinaco y empezó a
prenderlo. Mi cuate la neta si los sabe forjar bien chido, yo nunca aprendí a
hacerlos igual, era como un “don”. Después de darle unos jalones y estar cada quien en su pedo,
empezamos a reír, por una cosa que el dijo, pero la neta ya no me acuerdo.
Entre risa y risa opté por ir a poner un disco, bajé a la sala y sólo estaba un
disco que yo había quemado, en donde pones de todas las rolas chidas, lo puse,
le di play y subí el volumen al máximo
y sonó una rola de los Beach boys. Cuando nuevamente subí a la azotea me
encontré a mi cuate baile y baile, pero bien chistoso, haciendo como que
surfeaba y ese pasito de taparte las narices y haces como que te hundes.
Jajaja. No paraba de reír. Cuando acabó esa rola, empezó a sonar esa que va “Respetable
público, lucharán de dos de tres caídas, sin limite de tiempo, en esta esquina
el Santo y el Cavernario, en esta otra Blue Demon y el Bulldog…. La arena
estaba de…”. Jaja nuevamente comencé a reír y bajé, esta vez entré a mi cuarto
y busqué en el “baúl de los recuerdos” unas mascaras que usaba cuando era niño
y también agarre unas cobijas. Cuando ya iba para arriba, mi cuate ya había
salido al patio y seguía bailando. Le di una de las mascaras y yo me puse la
otra. Seguíamos viendo quién sacaba el paso de baile más cagado y en eso que
sale mi carnal. La neta estábamos bien puestos y nos valió. Nos preguntó qué
hacíamos y le dijimos “pues bailando wey, ¿qué no ves? Mi carnal nos hizo
huevos mientras decía: Están bien locos. Dio media vuelta y ya iba a meterse a
la casa hasta que grité “pendejo, saca la cámara, está en mi cuarto” Después de
un rato salió con cámara en mano y dijo en un tono mamón “¿ahora quieres qué
les tome una foto?” Nuestras risas fueron un “Pues si”. Nuevamente dijo “les
digo, están bien pinches locos, ora acomódense pa’ la foto”. Le valió madre y
nos tomó la foto sin avisarnos, nosotros queríamos posar como en las revistas
de lucha libre, pero nos captó en el momento más tonto.
Y pues sí, ésta es la historia de
esta foto.
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