Ojos vendados
No sé si ustedes han visto la película mexicana Nosotros los nobles pero se las voy a
contar en pocas palabras: Una familia de dinero, 3 hijos los cuales no conocen
la palabra trabajo (un mirrey, un chairo/hipster, y una fresa), un padre que los
tiene olvidados y les da una lección sobre la vida. Claro con un final feliz
que quizás ya se imaginaron (perdón por echarles a perder la película).
Así de sencilla es la película, yo estaba sentado tragué y
tragué palomitas mientras algunas escenas me sacaban algunas risas, quizás algo
con lo que me identificaba o una situación que de plano decías “chale”, la
película pasaba sin pena ni gloria (la neta no esperaba mucho de la película,
así que no me decepcionó), hasta que comencé a cuestionarme sobre los
personajes, lo sé, son actores y quizás el director o el escritor tenían en
mente exagerar los estereotipos que cada uno actúa y representa en la película,
pero me puse a reflexionar. ¿Neta así será la élite de millonarios en el país?
¿Así educarán a sus hijos, los futuros lideres del México que todos queremos?
¿Tan cegados están frente a la situación del lugar donde viven? ¿Su máxima
preocupación es salir de “pary gooooooey”? ¿Tendrán temascales para limpiar su
mala vibra ocasionada por sus ganancias por el capitalismo voraz y salvaje? (la
última pregunta sólo será
entendida para quien ya vio la película).
Y al final la que me pareció más interesante: ¿Conocerán los
problemas de la mayoría de las personas? La respuesta es NO, y mucho menos las
personas que heredarán sus puestos, cómo el hijo de un empresario se puede
enfrentar al hambre si nunca la ha sufrido, o a la corrupción si de ésta se
alimentó toda su vida, tienen una percepción diferente a la mayoría, quizás
están vendados por los lujos que tienen y la vida extravagante.
La élite del
poder es demasiado cerrada, los puestos que tienen sus padres serán su
herencia, la historia romántica de una persona del pueblo que con su esfuerzo
llegue a la cima, es un sueño guajiro, y mucho menos pensar que las personas
“humildes” que logran llegar a esas élites se acuerden de sus raíces, ellos
miran hacia adelante y con la mirada pa’rriba, nunca para abajo, de donde
salieron. La historia de un niño que cuidaba borregas en Oaxaca y logró llegar
a ser presidente de la República, se quedará en eso, en una historia bonita, folclórica,
pero nada más.
Ahora, lo que se necesita para ser exitoso es nacer en una
familia acomodada, con parientes y conocidos que sirvan de “palancas” para
subir más en la escalera del éxito. Si no tienes nada de lo anterior, será
difícil -mas no imposible-
sobresalir en este mundo donde pocos manejan a muchos, donde la
democracia se queda en una simple y llana palabra. ¿Entonces qué? ¿Será que ya
valimos madre como sociedad?
Por lo pronto yo seguiré atascándome de palomitas mientras
espero con ansias lo que sucede en los próximos 10 años.
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