martes, 23 de abril de 2013

Ojos Vendados


Ojos vendados



No sé si ustedes han visto la película mexicana Nosotros los nobles pero se las voy a contar en pocas palabras: Una familia de dinero, 3 hijos los cuales no conocen la palabra trabajo (un mirrey, un chairo/hipster, y una fresa), un padre que los tiene olvidados y les da una lección sobre la vida. Claro con un final feliz que quizás ya se imaginaron (perdón por echarles a perder la película).

Así de sencilla es la película, yo estaba sentado tragué y tragué palomitas mientras algunas escenas me sacaban algunas risas, quizás algo con lo que me identificaba o una situación que de plano decías “chale”, la película pasaba sin pena ni gloria (la neta no esperaba mucho de la película, así que no me decepcionó), hasta que comencé a cuestionarme sobre los personajes, lo sé, son actores y quizás el director o el escritor tenían en mente exagerar los estereotipos que cada uno actúa y representa en la película, pero me puse a reflexionar. ¿Neta así será la élite de millonarios en el país? ¿Así educarán a sus hijos, los futuros lideres del México que todos queremos? ¿Tan cegados están frente a la situación del lugar donde viven? ¿Su máxima preocupación es salir de “pary gooooooey”? ¿Tendrán temascales para limpiar su mala vibra ocasionada por sus ganancias por el capitalismo voraz y salvaje? (la última pregunta sólo será  entendida para quien ya vio la película).

Y al final la que me pareció más interesante: ¿Conocerán los problemas de la mayoría de las personas? La respuesta es NO, y mucho menos las personas que heredarán sus puestos, cómo el hijo de un empresario se puede enfrentar al hambre si nunca la ha sufrido, o a la corrupción si de ésta se alimentó toda su vida, tienen una percepción diferente a la mayoría, quizás están vendados por los lujos que tienen y la vida extravagante.

 La élite del poder es demasiado cerrada, los puestos que tienen sus padres serán su herencia, la historia romántica de una persona del pueblo que con su esfuerzo llegue a la cima, es un sueño guajiro, y mucho menos pensar que las personas “humildes” que logran llegar a esas élites se acuerden de sus raíces, ellos miran hacia adelante y con la mirada pa’rriba, nunca para abajo, de donde salieron. La historia de un niño que cuidaba borregas en Oaxaca y logró llegar a ser presidente de la República, se quedará en eso, en una historia bonita, folclórica, pero nada más.

Ahora, lo que se necesita para ser exitoso es nacer en una familia acomodada, con parientes y conocidos que sirvan de “palancas” para subir más en la escalera del éxito. Si no tienes nada de lo anterior, será difícil -mas no imposible-  sobresalir en este mundo donde pocos manejan a muchos, donde la democracia se queda en una simple y llana palabra. ¿Entonces qué? ¿Será que ya valimos madre como sociedad?

Por lo pronto yo seguiré atascándome de palomitas mientras espero con ansias lo que sucede en los próximos 10 años. 



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